Nos encontramos en
el último mes de 2019, año que sin duda quedará marcado por la movilización
social-política que se generó en nuestro país a contar del 18 de octubre. En
esta época muchas empresas realizan esfuerzos por entregar un aguinaldo a sus
trabajadores. Tradicionalmente estos recursos son destinados a financiar
regalos, cenas y viajes que se realizan con motivo de las fiestas de fin de año
generando, en especial en el sector comercio y turismo, un impacto positivo en las
ventas.
Por lo general, para
el comercio mayorista y minorista diciembre es uno de los meses más esperados
que les permite cerrar su año con importantes ingresos, sin embargo, este es un
fin de año distinto que obligará a muchas personas a dosificar sus niveles de
gasto, así como también algunas empresas deberán, por diversas razones ya sea
bajas en las ventas, vandalismo, quiebra o desvinculaciones, ajustar sus
aguinaldos. Estos inyectan liquidez y disponibilidad en efectivo de recursos
que las familias destinan a financiar los mayores gastos que se incurren con
las festividades de fin de año. En esta oportunidad, el efecto no será tan
positivo. Considerando las expectativas de la actividad económica, en especial
en el empleo, muchos trabajadores tenderán a dosificar su consumo frente a la
incertidumbre laboral que los diversos hechos de violencia, saqueos,
destrucción de activos e inventarios han generado. Lo más probable es que el sector comercio y
turismo, al realizar un balance de diciembre de 2019, éste no sea tan positivo
como lo que se proyectó a comienzos de año, lo mismo ocurre con las expectativas
de crecimiento que se proyectaban para el país, las que el Banco Central ya
rebajó.
En ese contexto,
es necesario hacer un llamado a preferir regalos austeros, a reflexionar y
compartir en familia, a comprar siempre en lugares establecidos privilegiando
el comercio minorista que tantos efectos negativos ha tenido este último tiempo.
Luis Felipe Slier Muñoz
Director de Ingeniería Comercial
Universidad San Sebastián
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