Miles
de personas se han unido para exigir al gobierno, al Congreso y a los
empresarios, políticas concretas que hagan de Chile un país mejor y más justo.
Pero ¿de qué forma lo estamos demandando? Como sociedad civil hemos olvidado
algunos valores en el camino, hay algo que nos duele, que no podemos
invisibilizar ni justificar: hemos dañado a nuestro país destruyendo cientos de
espacios públicos producto de la brutal violencia que se ha producido en
algunas protestas y dejando a miles de pequeños emprendedores y familias con
sus sueños destruidos por los saqueos.
Durante
años hemos vivido en un país que ha preferido mantener el orden y ha dejado
pasar injusticias dando soluciones parche en temas como Sename, colusiones,
desigualdad social, corrupción, aumento del costo de vida, políticos
desconectados de la realidad, pensiones indignas, precario sistema de salud
pública, endeudamiento y otros factores que explican el estallido social que es
producto de una serie de problemas que emanan de distintos focos, lo cual
explica su fuerza y magnitud.
Por
esto el bien común debiese ser prioridad para todos. La invitación es dejar de lado
el beneficio personal y pensar en un Chile que crezca en igualdad de
oportunidades, con políticos que demuestren vocación de servicio y conexión con
su país, con ciudadanos comprometidos con sus deberes cívicos, empresarios que
reconozcan el mérito y trabajo de sus colaboradores, con personas activas
socialmente, que aumente el número de chilenos que se comprometen con una causa
y son voluntarios y apoyan a los más vulnerados como niños, adultos mayores,
personas con enfermedades terminales, etc.
Nuestros
representantes tienen una responsabilidad mayor al ser elegidos para gobernar y
tomar las mejores decisiones para la sociedad, tienen la obligación de ser
minuciosos en su trabajo, tener vocación, ser altruistas, tener un alto sentido
de probidad y actuar de forma intachable, ya que sus decisiones afectan a todos
los chilenos. Pero también necesitamos más grupos como los católicos que hace
unos días se armaron de valor para salir a limpiar las calles después de las
marchas. Necesitamos más personas que tomen una postura activa y que no sólo
deleguen en otros la responsabilidad de crear un mejor país, porque además de
preguntarnos qué hacen nuestros políticos, debemos pensar cuánto estamos
haciendo nosotros, cuánto ayudo al prójimo, porque Chile es de todos.
Constanza Escobar Cárdenas
Directora de Escuela de Liderazgo
Universidad San Sebastián Concepción
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