Cáncer es una
palabra que, al escucharla o leerla, infunde temor o recuerda situaciones
familiares o personales difíciles. Efectivamente la enfermedad oncológica
constituye en nuestro país la segunda causa de muerte y se estima que para el
año 2030 llegaría al primer lugar superando las enfermedades cardiovasculares.
El cáncer engloba
muchas enfermedades, con variadas formas de presentación, con tratamientos
diferentes y pronósticos que van desde la curabilidad completa hasta cuadros en
que la gravedad impide el tratamiento.
En nuestro medio
es cada vez más frecuente el cáncer de origen en el sistema digestivo. Al cáncer
gástrico (estamos entre las tres mayores frecuencias a nivel mundial) se han
agregado los cánceres de colon, vesícula biliar y páncreas, que desafían el
diagnóstico y nuestras capacidades terapéuticas.
El avance en el
conocimiento sobre el origen de la enfermedad y sobre todo los desarrollos
tecnológicos en tratamientos, en especial cirugía, radioterapia y
quimioterapia, determinan que varias enfermedades neoplásicas hayan mejorado
sus perspectivas de curación o prolongación sustantiva de sobrevida.
No obstante, sigue
siendo primordial la pesquisa precoz. Así, adquieren relevancia campañas como la
toma de Papanicolaou o mamografías. El máximo beneficio costo efectivo está
dado por las acciones de autocuidado de las personas, que deben evitar conductas
de riesgo como el tabaco o la ingesta excesiva de grasas. De este modo, por
ejemplo, la consulta precoz ante un sangrado digestivo, presencia de una masa
corporal o la baja de peso inexplicada pueden marcar la diferencia entre llegar
a tiempo o lamentar un desenlace fatal.
Afortunadamente en
nuestro país se han dado pasos para abordar estas enfermedades, en especial a
través de su inclusión progresiva en el Plan GES (Garantías Explícitas en
Salud) que otorga oportunidad de atención (priorización) y aporta recursos
pertinentes para cada enfermedad.
Tanto en el sistema
público de salud, que en nuestra región atiende a más del 80% de la población,
como en el sistema privado, existen centros de diagnóstico y tratamiento que
cuentan con capacidades adecuadas. Destaca la mejor capacidad del recurso
humano, para asumir todas las etapas de la enfermedad desde el diagnóstico
oportuno pasando por tratamientos ambulatorios o en hospitalización, hasta los
cuidados paliativos de fundamental importancia en aquellos casos incurables.
Las limitaciones
se relacionan con los recursos financieros dada la gran cantidad de pacientes y
sus diversos requerimientos, considerando que la posibilidad curativa depende
muchas veces de una indicación muy especializada de radioterapia o quimioterapia,
cuyos costos no son adecuadamente cubiertos por los seguros públicos ni privados.
Tenemos la
esperanza de que una Ley del Cáncer, que resguarde estos aspectos, pueda hacer
que esta enfermedad pase de ser incurable a crónica y que, en algún momento,
probablemente en este siglo, podamos lograr su total curación.
Dr. Fernando Chuecas Saldías
Vicedecano Facultad de Medicina y Ciencia
Universidad San Sebastián
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