Seguramente cada
uno de nosotros está esperando con ansias iniciar el tan anhelado periodo de
descanso después de un año laboral sentido particularmente tenso y abrumador. El
tiempo de disfrute se convierte en un sueño. Es probable que estemos planeando
qué lugar o lugares visitar o a quién o quiénes invitar para compartir. Puede
ser que desde ya estemos muy ocupados en pensar y planificar qué recursos
requeriremos para lograr que nuestros tiempos de vacaciones tengan todo aquello
que consideramos imprescindible, por ejemplo, guÃas de ruta, pasajes, revisión
de auto, vestuario, alimentos, libros, juegos, tecnologÃas y un gran número de
enseres que, según sabemos o nos han dicho, serán necesarios para proveernos en
nuestras vacaciones de lo preciso para aumentar el sosiego tan esperado. Sin
duda todo lo anterior implica nuevas planificaciones.
Nuestra cultura
nos ha preparado para estar siempre pensando o planeando acciones, incluso en
nuestros periodos de descanso, sÃ, incluso en nuestros dÃas libres. La mayorÃa
de nosotros estamos convencidos de que debemos estar o tener
nuestra mente en constante acción, porque de lo contrario podemos estar
haciendo algo incorrecto o seremos “mal vistos” trasladando esta idea incluso a
nuestros tiempos libres, pero, qué pensarÃa usted si supiera que ya en
la cultura holandesa se empieza a practicar, desde hace al menos un año, la idea de dejar pequeños tiempos para
no hacer nada, sÃ, tal como lee, tiempos de 15 a 20 minutos destinados a no
hacer literalmente nada. Los holandeses han acuñado el concepto de Niksen, que
deriva del sustantivo niks (“nada”) y que significa en su traducción literal:
hacer nada, nada de nada. Ellos sostienen que, para sentir un real descanso
mental, debemos disponernos a un tiempo para el ocio, un tiempo libre que no
tenga ningún propósito ni finalidad, asegurando que esta práctica contribuye a
equilibrar mente, cuerpo y espÃritu, además de permitir cargar las energÃas y
devolver una agradable sensación de sentirse a gusto consigo mismo.
Resulta complejo
pensar que, en este mundo, donde la productividad es siempre bienvenida, pueda
existir un espacio para los Niksen, dejando asà detenidas tareas productivas o
constantes planificaciones intercambiándolas por breves momentos de consciente
desconexión, privilegiando por minutos sacar el foco de los resultados para
privilegiar el descanso mental lo que traerá resultados a corto y largo plazo
estimulando nuestra capacidad creadora.
Considerando
entonces las últimas tendencias mundiales ligadas al real descanso, tenemos la
oportunidad de realizar nuestras vacaciones como habitualmente lo hemos hecho o
modificar nuestro esquema por acciones más sencillas como es la inclusión de
tiempos Niksen. Lo sugerido es que debe ser por dos o tres semanas y ojalá no
deben superar los 15 a 20 minutos cada dÃa. Una práctica que felizmente podemos
realizar en este periodo que se avecina y luego podemos mantener a lo largo de
nuestras vidas contribuyendo con ello a nuestro bienestar mental y fÃsico.
Paulina Spaudo Valenzuela
Psicóloga y académica Facultad de PsicologÃa
Universidad San Sebastián


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