Desde hace algunos
años, quienes somos padres hemos venido escuchando horrores acerca del uso que
nuestros hijos le dan a la tecnología. Pediatras a nivel mundial (siguiendo las
recomendaciones de la Asociación Americana de Pediatría) sugieren restringir el
uso de pantallas en infantes de 0 a 2 años y recomiendan como máximo 1 hora
diaria en niños entre 2 y 5 años. Videos virales como la “ballena azul” y “Momo
challenge”, con consecuencias reales o no, ciertamente han creado un clima
negativo hacia el uso de la tecnología en niños y adolescentes.
Por otro lado,
recientes estudios como el publicado en la revista Psychological Science en
abril de este año, y luego de estudiar el uso de tablets y celulares en tres
países en una población de 17.247 personas, afirman que no existe una relación
entre el tiempo de pantalla y el bienestar en adolescentes.
Si existe algo
claro con respecto a la tecnología, es que su utilización en jóvenes no va a
disminuir. Se hace necesario, entonces, comenzar a visualizar los efectos
positivos que tiene en nuestros hijos el adecuado uso de aparatos o
aplicaciones, tanto en el entorno cotidiano como educativo. A continuación,
algunos beneficios:
1) Estimula la
interacción social: tal como ocurre con el deporte, la lectura u otro
pasatiempo, el uso de ciertas aplicaciones puede beneficiar la interacción y la
creación de lazos con quienes comparten la misma pasión. Esto es esencial si
los niños desean aprender a crear sus propios juegos o codificar aplicaciones,
como ocurre con “la hora del código”, estrategia mundial que incentiva a
aprender programación computacional.
2) Incrementa el
aprendizaje: aquí las posibilidades son casi infinitas, pero basta identificar
un solo aspecto como el impacto de herramientas de simulación en la adquisición
de conocimientos por los estudiantes en las aulas del mundo.
3) Permite el
desarrollo y expresión de la creatividad: el gran potencial de, por ejemplo,
crear una máquina, un dinosaurio o un pueblo, y poder imprimir sus partes en
3D, eran impensables diez años atrás. Si antes el lápiz o la plasticina eran un
medio para la expresión, hoy y mañana serán los computadores, tablets e
impresoras.
¿Qué hacer
entonces con las recomendaciones de una u otra postura? Personalmente, creo que
sirve para abrir los ojos a una mayor perspectiva, a considerar el impacto a
largo plazo de la tecnología. Como padres conscientes del ambiente de
crecimiento que les damos a nuestros hijos, antes de tomar una medida
(cualquiera que ella sea) es necesario informarse bien, reflexionar y sobre
todo observar y conocer a nuestros hijos. Como recomendación, si su hijo(a)
demuestra autocontrol en el uso de la tecnología, puede dar más flexibilidad,
si ve que necesita apoyo para controlar la impulsividad, acompáñelo, enséñele y
guíelo hasta que finalmente pueda hacerlo solo. Esta tecnología, por extraña o
familiar que nos parezca, llegó para quedarse, solamente debemos adaptarnos a
ella.
Psicólogo y académico Facultad de Psicología
Universidad San Sebastián
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